El febrero que lo conocí

¿Cuanta facilidad puede haber para conectarse con una persona que apenas y conoces? ¿Qué es eso que te hace decirle sí a las 3 de la madrugada cuando con otro te hubieses negado? 
¿Por qué un sí es más fácil con alguien a quien apenas y conoces? ¿De donde viene esa confianza para olvidarte de los demás y perderte en sus labios y seguir su mirada? 
Será el universo que se acomodó para nosotros y el timing estuvo a nuestro favor en el momento de conocernos. Tú me viste o yo te vi, no lo sé, pero era imposible negarme a ti. Escucharte hablar sin aburrirme, perderme en tu música y sentirte cerquita, porque aún cuando la distancia nos estorba en este timing, nos robamos el espacio que podría existir entre nosotros y nos sumergimos en aquella alberca bajo las estrellas, me perdí nadando en su historia y es que atormentas mi vida y decisiones, que haces de un recuerdo permanente esas madrugadas donde nos conectamos de las manos, de esas horas perdidas dentro del auto compartiendo el aura y saludando el lunar, tu lunar, no sé de donde vienen estas ganas de que te quedes, pero quédate, déjame decidir, déjame convencerme qué hay algo más allá de la casualidad. Qué eres tú y no es él. 

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